jueves, 21 de mayo de 2009

Fecundación


...El lápiz en vela anda

por la senda del destino incierto.
El papel lo encuentra desorbitado.
Luego se van alumbrando
poemas de carne y huesos.

Nacen con su propia personalidad,
eligen una edad,
el nombre,
escogen su muerte favorita

y se adueñan del tiempo.


Esperan que la mirada se viva
todas las esquinas de sus signos.
Anhelan ser deshuesados,
que algún desconocido les ame
con pasión
el alma y conviva en el santuario
de su piel...

1 comentario:

Santey Herco dijo...

No sé si hablo bien al decir, que desde que arrastramos esta carne entre pisos, entre los rios, entre las carnes ajenas; hemos constituido sin pensarlo, una piel simple y sencilla, que se esparce por todas nuestras sombras viejas; y todos los otros, se nos tejen en un sonoro baile de complicidades, sin contratos, sin miradas.
Y las calles son los pasillos conocidos de este, nuestro Motel que llamamos ciudad, y al fin cuando nos anclamos en la guagua, o nos metemos como hormigas en el Metro, nos perseguimos es verdad, pero también, juntos, penetramos el vientre de nuestra ciudad, generando el dilema fantantastico de la llave en la mesa de luz construido por Cortázar.